La vida de Frida Kahlo Reseña crítica
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La vida de Frida Kahlo - reseña crítica

La vida de Frida Kahlo Reseña crítica Comienza tu prueba gratuita
12min Personalities

Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: 

Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.

ISBN: 

Editorial: 12min Originals

Reseña crítica

A través de sus obras, la artista mexicana consiguió transmitir sus dolores y traumas, su pasión por la vida, sus ideales comunistas y su lucha feminista. Frida Kahlo fue una personalidad atrapante y compleja que marcó el arte latinoamericano y dejó su huella a nivel internacional.

Prólogo: infancia y juventud 

Frida nació el 6 de julio de 1907 en Coyoacán, Ciudad de México, en una familia burguesa. Fue la tercera hija del fotógrafo alemán nacionalizado mexicano Guillermo Kahlo y la mexicana Matilde Calderón. Desde una edad temprana, su vida estuvo marcada por el dolor y la tragedia.

En 1913, cuando tenía seis años, contrajo poliomielitis y estuvo cerca de la muerte. Pasó nueve meses postrada en una cama, tuvo que someterse a sus primeras cirugías y sufrió una secuela permanente: su pierna derecha quedó más delgada que la izquierda. Incentivada por su padre y para favorecer su rehabilitación, realizó diversos deportes desde pequeña, incluyendo fútbol y boxeo, poco usuales para una niña en su época.

A pesar de sus padecimientos, Frida se caracterizó por ser una niña alegre, traviesa, contenta y muy dedicada a las actividades físicas para mejorar su condición.

Su vida se desarrolló en un momento histórico, donde la lucha por el cambio social en México comenzaba a tomar fuerza. En 1922 ingresó en la Escuela Nacional Preparatoria, que recientemente había abierto su cupo femenino. Eran apenas 35 mujeres en un colegio de dos mil estudiantes.

En esta prestigiosa institución se codeó con jóvenes que luego serían intelectuales y artistas renombrados a nivel nacional, como Miguel Lira, Alfonso Villa y quien sería su primera pareja, Alejandro Gómez Arias.

Junto con ellos, formó parte de un grupo de alumnos llamado “Los Cachuchas”, conocido así debido a las gorras que usaban. Se definían como un grupo político, crítico de la autoridad que se movilizaba por las reformas del sistema escolar. Había apenas dos integrantes mujeres: Frida y Carmen Jaime.

Desde su adolescencia era posible notar el marcado pensamiento crítico de Frida y las ideas revolucionarias que defendía.

Accidente: “Pies, para que los quiero, si tengo alas para volar”

A los dieciocho años, en 1925, Frida volvió a estar cara a cara con la muerte. Sufrió un accidente de tráfico muy grave cuando el autobús donde viajaba fue arrollado por un tranvía.

Su columna vertebral se fracturó en tres partes. También sufrió fracturas en dos costillas, la clavícula, el hueso pélvico y la pierna derecha. Y un pasamanos la atravesó desde la cadera izquierda hasta salir por la vagina. Tiempo después, la artista comentó que esta fue la horrible forma en que perdió su virginidad.

El accidente la llevó a pasar por, como mínimo, 32 operaciones a lo largo de su vida, y la dejó con un estado de salud deteriorado. También se vio forzada a usar corsés de yeso y, como en su infancia, a pasar un tiempo inmovilizada.

Pero supo reinventarse incluso luego de esta situación tan terrible. Comenzó a pintar acostada con un atril adaptado a su posición horizontal. Se dedicó a realizar varios autorretratos ayudada por un espejo que colocaron en la parte superior de su cama.

Desde ese momento sus obras reflejaron los acontecimientos de su vida y los sentimientos que estos episodios le generaron. Este conflicto entre la pasión por la vida y la dolorosa realidad, donde la muerte le acechaba, influyó en la formación del mundo psicológico que se aprecia en sus pinturas.

Los autorretratos constituyeron una gran parte de sus trabajos. Al respecto, afirmó: “Me pinto a mí misma porque estoy con frecuencia sola y porque soy la persona a la cual mejor conozco”.

También se vio beneficiada por la influencia de su padre fotógrafo y su acercamiento a las cámaras desde pequeña. Consiguió plasmar la habilidad de expresar su mundo interno a través de la pintura manteniendo la fidelidad de las fotografías.

En poco tiempo, Frida desarrolló un vocabulario simbólico propio con el que representó sus experiencias y pensamientos.

Diego Rivera: “Sufrí dos graves accidentes en mi vida: uno fue en un tranvía, el otro fue Diego”

Para 1927, ya habiéndose recuperado, comenzó a frecuentar ambientes políticos, artísticos e intelectuales. Uno de ellos fue el Partido Comunista de México, del que ya formaban parte sus ex compañeros “cachuchas”.

Fue en estos círculos sociales donde conoció al muralista Diego Rivera, veinte años mayor que ella. Un día, decidió visitarlo para mostrarle sus pinturas. Diego quedó impresionado y la incentivó a continuar.

Desde entonces tuvieron contacto frecuente y comenzaron una relación. Se casaron en agosto de 1929. Su matrimonio fue un vínculo creativo marcado por las infidelidades y el amor-odio. Llegaron a divorciarse en 1939 para volver a casarse un año después.

Por causa de las lesiones de su accidente, Frida sufrió tres abortos durante estos años. Estos inspiraron dos de sus obras: “Henry Ford Hospital” y “Frida y el Aborto” (ambas de 1932).

En esta época, Frida se refirió a sus dolores: “La pintura ha llenado mi vida. He perdido tres hijos y otra serie de cosas que hubiesen podido llenar mi horrible vida. La pintura lo ha sustituido todo. Creo que no hay nada mejor que el trabajo”.

Durante el primer matrimonio, los Rivera-Kahlo vivieron tres años en Estados Unidos por diferentes encargos de murales que recibió Diego. Volvieron definitivamente a México en 1933.

Sobre las infidelidades, a pesar de ser mutuas, hubo una en particular que traumó a Frida: el romance de Diego con su hermana, Cristina. Llevó esta inmensa angustia a la pintura en “El corazón” (1937).

En la obra, Frida aparece sin manos, representando su impotencia y desesperación. Tiene un hueco en el pecho y su corazón yace en el suelo, expresando la intensidad de su dolor. Junto a ella un vestido femenino, aludiendo a su hermana, pende de un hilo; al mismo tiempo que tiene un único brazo que se enlaza con el de Frida. Una vara atraviesa el hueco vacío de su corazón.

Cuando volvieron a casarse, el espíritu de la pareja había cambiado. Decidieron tener un nuevo acuerdo que consistía en vivir juntos, compartir los gastos, continuar con la colaboración artística y excluir el sexo de su relación.

Arte: “Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior”

Las obras de Frida cuentan con una apariencia onírica que la llevaron a ser vinculada al surrealismo, en especial según el poeta francés André Breton. Aunque Kahlo opinaba diferente: "Se me tomaba por una surrealista. Ello no es correcto, nunca pinté mis sueños, pinté mi propia realidad".

La artista se retrató coexistiendo con la vida y la muerte, sobre todo en las diferentes cirugías que sufrió. En “La columna rota” (1944), su cuerpo aparece cubierto de clavos y atravesado por el pasamanos del accidente.

Como fue mencionado, Frida realizó un gran número de autorretratos. Algunos de los más famosos son “Autorretrato con monos” (1943), donde aparece su rostro sobre plantas selváticas y rodeada de primates; y “Autorretrato como Tehuana” (1943), donde se la ve representada con fuertes rasgos mestizos y ropas mexicanas.

En ambas obras, así como en “Mi nana y yo” (1937), utilizó elementos de la cultura precolombina. Sus pinturas destacan la identidad de su pueblo y el orgullo por ser mexicana.

También era posible ver esa ideología de nacionalismo revolucionario en su forma de vestir. Su intención era recuperar la herencia de los pueblos americanos anulada por siglos de colonialismo europeo y criollo.

Frida usaba largas faldas mexicanas, moños trenzados con cintas de colores y collares y pendientes precolombinos. Esto era un claro símbolo de resistencia ante las tendencias modernas de la época, marcadas por Occidente. Se dedicó a comprar faldas viejas y tejidos indígenas para convertirse en un símbolo de las raíces culturales latinoamericanas.

Respecto a cuestiones más técnicas, la elección por un tamaño de cuadros pequeño y la técnica de óleo sobre plancha metálica proviene de los exvotos, una tradición en el arte popular mexicano.

Feminismo: “Enamórate de ti, de la vida y luego de quien tú quieras”

Frida fue una adelantada para su época en muchos aspectos. Quizás el más relevante haya sido en el ámbito político. Lejos de limitarse por su género, decidió ir en contra de todos los estándares de ese momento.

Por asistir a una escuela con una clara mayoría de varones, definió rápidamente su conciencia feminista. En 1926, se fotografió vestida de hombre en una reunión familiar. Tal excentricidad era impensable en esos años, sobre todo para una familia adinerada.

De hecho, esa práctica era usada como arma por mujeres feministas de clase alta lesbianas o heterosexuales en las grandes ciudades de Europa y Estados Unidos.

Con el pasar de los años, modificó su rostro para enfrentarse al machismo. Tenía el objetivo de romper los límites de lo que se suponía que eran los sexos femenino y masculino, dejando de lado los estereotipos de género. Así, como si su propia cara fuera una obra, se dejó crecer el bigote y unas cejas pobladas. Incluso se pintaba estos rasgos para que parecieran mayores.

El simple hecho de que una mujer hubiese llegado tan lejos en el mundo artístico en esa época ya era algo que merecía reconocimiento. Pero Frida no se conformó.

Defendió el marxismo y los derechos de las personas indígenas y participó activamente en política, un rol dedicado casi exclusivamente a los hombres.

Sus obras y su vida -que funcionan como una única visión del mundo- demuestran que Frida era una mujer libre. Su arte trata abiertamente temas que eran tabú o habían sido poco abordados como sexualidad, aborto, lactancia y maternidad. Supo dar voz a las mujeres que se encontraban reprimidas y recluidas al hogar.

Hoy se la reconoce en todo el mundo como un ícono feminista en la lucha por la libertad de las mujeres o por la defensa de las culturas originarias.

Legado: “Espero alegre la salida y espero no volver jamás”

Frida falleció siendo aún muy joven en su ciudad natal, el 13 de julio de 1954, días después de cumplir 47 años.

Un año antes tuvo lugar la única exposición de sus obras en su país natal con ella en vida. Por su deteriorado estado de salud, se creía que no iba a asistir, pero Kahlo sorprendió llegando en ambulancia y presentándose en una cama de hospital, desde donde contó chistes, cantó y bebió.

Si bien conoció el éxito en vida, el reconocimiento mayor llegó después de su muerte, con la apreciación de su trabajo pictórico. En la década de 1970 fue redescubierta en el contexto del movimiento de liberación de las mujeres. Desde entonces se realizaron numerosas exposiciones de sus obras y diversos homenajes a su figura como mujer y como artista. Su fama se ha incrementado permanentemente.

Hoy, la Casa Azul donde vivió con Diego en Ciudad de México es el Museo Frida Kahlo. Aún se mantiene decorada con el estilo peculiar de la pareja. En ese mismo lugar se citaron y convivieron con personalidades como León Trotski y Henry Moore.

La obra de Frida tiene origen en una búsqueda sobre sí misma, manifestando sus estados de ánimo y materializando su inestabilidad entre el sufrimiento y la esperanza. Su personalidad apasionada capaz de hacer política a través del arte y luchar contra la enfermedad colisiona en sus cuadros con su introspección y la necesidad de comprender y resignificar su dolor.

Su vida marcó una época en el arte latinoamericano y en la figura de la mujer en el ámbito artístico y también en el político.

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